Juan y María poseían una extensión de tierra superior a la que se puede caminar en un día.
No tenían hijos porque ya eran demasiado mayores. Tampoco pudieron tenerlos siendo jóvenes, porque no supieron cómo.
María sirvió leche en dos cuencos y preparó un guiso seco de judías verdes con tocino. Juan ordeñó diez vacas, se lavó las manos y se sentó a la mesa. Cenaron en silencio porque tenían mucha hambre. Habían estado trabajando todo el día. Su tierra les quitaba tiempo para hablar.
María recogió la mesa y se fueron a la cama.
Durmieron abrazados.
lunes, 5 de enero de 2009
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